“…como la tierra eres necesaria.” Pablo Neruda
eres como la ráfaga de sentir que vuela entre los naranjos,
como el horizonte de una tierra siempre lejana,
como la luna enrojecida de dolor,
eres como las nubes corriendo entre montañas,
como el vientre de mi madre;
eres como el suave sentir de un café en una tarde de otoño,
eres como la superficie de un espejo,
eres como el calor oscuro de mi pecho,
eres como el recuerdo de un beso,
eres como una nieve dulce en un verano ardiente;
como el pecho de una madona,
como un voto religioso,
como una monja en una cantina,
eres como la última nota de una ópera;
como la capilla en la montaña,
eres como el silencio,
eres como la imaginación de un niño,
como un adiós de amantes,
eres como la manzanilla;
eres como el interminable tumbo de las olas.
como el menguar y crecer de la luna,
eres como el saborear el mar a medianoche,
eres como el morder una botella;
como la lluvia en mi boca,
como el incienso,
como la niebla en la bahía,
eres como la luna reflejada en la mar;
como el cantar,
como el llorar,
como el sueño de un niño,
como el morir a solas,
como el comer la tierra, como seducir el sol,
como dormir a solas;
y a pesar de todo, solo eres,
y porque eres,
sigo siendo.